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Oscar Ulloa Calzada

Territorios de Xnizaa y los sembradores de agua

El 25 de septiembre de 1967, el presidente de México, Gustavo Díaz Ordaz, decretó una veda hídrica en los Valles Centrales de Oaxaca. El objetivo de esta medida era el manejo de los recursos hídricos por parte del gobierno federal y estatal ante un presunto déficit hídrico provocado por el trabajo agrícola del campesinado local. Dicha medida dejó sin acceso pleno al agua a una veintena de municipios y a ciento seis comunidades de origen mestizo y zapoteco por tres décadas. A raíz de la falta de acceso al agua y una creciente sequía que tuvo su punto más álgido alrededor del año 2005, dieciséis localidades del Valle de Ocotlán, comenzaron a organizarse para hacer frente a la crisis ecológica, así nació la Coordinadora de Pueblos Unidos por la Defensa y el Cuidado del Agua –COPUDA­–.

Mientras la COPUDA se fundamentó como la entidad que impugnó el decreto de veda de 1967 a través de mecanismos legales como amparos ante tribunales agrarios, el campesinado comenzó a realizar una serie de prácticas que tenían como fin restaurar el acuífero. Así, es como surge el apelativo de los sembradores de agua, ya que mediante obras hídricas como canales, represas pequeñas o geomembranas, los habitantes del valle captaron agua por varios años hasta generar un superávit hídrico que ha beneficiado a todas las localidades movilizadas, con cerca de 600 obras hasta el año 2022.

En el contexto de 146 vedas de este tipo en México, el ejemplo de la COPUDA es significativo en tanto ha creado alternativas ambientales y de organización política para la autogestión del agua. Bajo el apoyo del Centro de Derechos Indígenas Flor y Canto A.C., la COPUDA ha podido negociar con la Comisión Nacional del Agua la creación de concesiones colectivas a través de cinco fases de diálogo, las cuales tuvieron como triunfo la anulación del decreto de veda de 1967 y, al mismo tiempo, la creación en noviembre del 2021 por parte del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, una zona reglamentada para establecer un área de autogestión hídrica, la cual ha sido llamada desde hace años por la COPUDA como xnizaa, palabra de origen zapoteco que significa “nuestra agua”.

Las fotografías plasman diversos momentos del proceso político que se registró etnográficamente durante la primavera del 2022, mostrando que la lucha por el agua tiene diversos matices que van desde las reuniones intercomunitarias para realizar danzas de siembra que interpelan a los seres no humanos del paisaje –espíritus y dueños del cerro–, hasta la impronta muralística del propio movimiento que busca socializar los mecanismos legales de la lucha social, de igual modo, se observan las festividades que se enmarcan en las celebraciones por la nueva reglamentación hídrica y el propio territorio en disputa.

La relevancia etnográfica de estas fotos, radica en la idea de que la óptica antropológica nos puede brindar herramientas para observar lógicas radicalmente diferenciadas y que, cuando hablamos de movilizaciones políticas, también interpelamos mediante la voz de los interlocutores a otras concepciones de la vida que van desde órdenes políticos hasta cosmológicos, los cuales se pueden verter en torno a un problema en común, como es el caso del agua en el territorio de xnizaa.

Ofrendas al territorio.

San Antonino Castillo Velasco

Mural de la COPUDA

Asunción Ocotlán

Danza de la siembra

San Antonino Castillo Velasco

Torito y celebración de asamblea comunitaria

San Matías Chilazoa

Celebraciones tras una asamblea comunitaria

San Matías Chilazoa

Cerro María Sánchez

San Martín Tilcajete